¿Por qué algunos ruidos son tan molestos?

La misofonía es una de esas cosas que, si no la tienes, probablemente te parezca rara. Pero si la padeces, sabes que no es ninguna broma. Imagina estar en una sala tranquila, disfrutando de tu día, cuando alguien comienza a masticar ruidosamente una manzana. Para la mayoría, es solo un sonido más, pero para alguien con misofonía, es una especie de tortura sonora.

La palabra se traduce como “odio al sonido”. Y aunque eso suene a que simplemente no te gusta la música de tu vecino, en realidad es algo mucho más intenso. Las personas que la padecen sienten una reacción desproporcionada a sonidos bastante normales. Estos sonidos desencadenantes varían de persona a persona, pero algunos ejemplos comunes son:

  • El sonido del chicle al masticarse.
  • El constante y molesto clic-clic de un bolígrafo.
  • Alguien que sorbe su café cada vez que va a tomar un trago.

No se trata solo de una ligera molestia, sino de una reacción visceral que puede ir desde la irritación hasta el deseo de salir corriendo de la habitación o pedirle amablemente (o no tan amablemente) a la persona que deje de hacer ruido.

Algunas de las reacciones más comunes incluyen:

  • Irritación inmediata al escuchar un sonido desencadenante.
  • Ansiedad creciente, anticipando que alguien pueda hacer ese ruido.
  • El deseo incontrolable de gritarle a la persona.
  • Reacciones físicas, como tensión en los músculos o sudor en las manos.

No se trata de ser exagerado o quisquilloso, sino de una verdadera dificultad para tolerar sonidos que para la mayoría pasan desapercibidos.

Vivir con misofonía puede ser un verdadero reto.  Imagina estar en una cena familiar, y en lugar de disfrutar, cada mordisco de comida que alguien da te hace sentir que estás en una película de terror. No es raro que las personas con misofonía eviten situaciones sociales o prefieran comer solas para no enfrentarse a estos ruidos molestos.

Y ni hablar de lo complicado que puede ser en el entorno laboral: un compañero que teclea como si estuviera martillando una pared, o el susurro constante del aire acondicionado pueden convertirse en auténticas pesadillas.

Hay formas de hacer que los días sean más llevaderos. Desde técnicas de relajación hasta auriculares con cancelación de ruido, cada persona encuentra su manera de lidiar con estos sonidos tan molestos. Lo importante es aprender a manejar esa reacción emocional para que no controle tu vida.

¿Alguna vez has tenido una reacción intensa a un sonido que otros consideran normal?

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